Tal como se explica en el Decálogo para encargar la corrección de un texto, publicado por la Unión de Correctores y al que le remito para ampliar la información contenida en esta página, la corrección ortotipográfica se centra en eliminar del texto todas las erratas, faltas ortográficas, errores tipográficos y de maquetación, así como en unificar las incoherencias. En general, esta corrección busca detectar y limpiar todas aquellas manchas que puedan estropear la versión final de un escrito.
Se trata de una tarea minuciosa y que exige una casi obsesiva atención al detalle. En ella, el corrector lee el texto letra por letra, carácter por carácter, dejando en segundo lugar el contenido que tiene delante (pero sin olvidar, por supuesto, la coherencia gramatical).
Una faceta importantísima de la corrección ortotipográfica es la unificación de mayúsculas y minúsculas, cursivas, negritas, comillas o estilos de cita, entre otras muchas cuestiones. La coherencia entre todos estos elementos ejerce una influencia sutil pero decisiva en la impresión que el receptor se forma del texto.
«¿Qué ha estado haciendo el corrector con mi texto?». Calma, además de marcar las correcciones con el control de cambios, el manuscrito se devuelve acompañado de un informe en el que se explican los criterios aplicados y se recoge la información más relevante acerca del trabajo.
Espacios o tabuladores al principio de cada párrafo (nostálgicos, quizá sin saberlo, del carro de la máquina de escribir), espacios al final de cada párrafo causados por la velocidad a la que tecleamos… Pequeños problemas que, sumados, pueden acabar generando uno muy grande. El corrector suprime todas estas imperfecciones antes incluso de empezar a leer el texto.
¿Quería introducir rayas de diálogo en su novela pero no sabía muy bien cómo hacerlo? ¿Recurrió a formatear los diálogos como listas?
No hay problema. Nuevamente, el corrector convertirá de un plumazo esas listas en texto y los guiones en rayas. Con esa dificultad resuelta, se lanzará a la búsqueda y corrección del resto de los problemas que presente el escrito.
Y a eso se dedicará hasta dejarlo limpio de polvo y paja.